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SOBRE LOS SUPERTUCANOS

  • Foto del escritor: nelsonhdez0
    nelsonhdez0
  • 4 sept 2022
  • 5 Min. de lectura




SOBRE LOS SUPERTUCANOS


Es necesario cambiar de mentalidad y ser más pragmático. Hay que comprar un Toyota.


Durante el 2010 y 2011, hubo muchas opiniones sobre la conveniencia y necesidad de adquirir la flota de aviones A-29 Supertucano de la EMBRAER.

A continuación comparto con ustedes mi forma de pensar respecto al tipo de avión que la FAS debería tener, cuáles son las opciones que actualmente tenemos y qué es lo que debemos buscar para ser eficientes y eficaces en el empleo del poder aéreo.

Igualmente, también comparto mi opinión sobre la compra de los A-37 chilenos en 2012, como una alternativa a las primeras opciones que nos fueron presentadas.

Dejo abierto el debate para intercambiar opiniones y pensamientos, con la finalidad de enriquecer el acervo cultural colectivo, mediante una discusión profesional, respetuosa y sincera.

La venerable y gloriosa flota de A-37B

Primero revisemos la realidad de nuestro poder aéreo, principalmente en lo que concierne a la flota de aviones de combate. En 2010, la FAS contaba con una flota de nueve A-37 que se acerca cada vez más al final de su vida útil. Esta situación de obsolescencia en los aviones que actualmente poseemos es constante, considerando que los aviones ya tienen más de 40 años de haber sido construidos.

El otro inconveniente que la flota de A-37 presenta es el tipo de tecnología instalada en estos aviones. Los aparatos instalados tienen precisamente la misma edad (40 años) y esto dificulta su uso con las necesidades actuales.

Un último problema de la flota se puede observar en su alto consumo de combustible. El A-37 consume un promedio de 500 galones por cada hora de vuelo. Con las reducciones presupuestarias que explicaré más adelante, esto se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para los mandos aéreos. El combustible es para la Fuerza Aérea lo que la sangre para el cuerpo humano. No hay combustible: no hay fuerza aérea.

Los aviones A-37B fueron combatientes en la guerra de Vietnam y gracias a la alianza estratégica entre el gobierno salvadoreño y el norteamericano, éstos últimos nos donaron una flota de aviones que nos permitirían enfrentar a nuestros enemigos y hacerlos regresar a la segunda fase de guerra de guerrillas de Mao Tse Tung, en la cual tuvieron que trabajar nuevamente en grupos pequeños y aislados, y no en las grandes concentraciones de combatientes que ya alcanzaban a principios de los años ochenta. Los A-37B demostraron su eficacia en combate haciendo la diferencia entre la victoria y la derrota en el nivel táctico y estratégico de la guerra contrainsurgente que luchamos en esa terrible década de nuestra historia.

Sin embargo, los problemas logísticos y tácticos no se visualizaban, gracias al apoyo militar norteamericano en términos de repuestos, combustible y entrenamiento de aerotécnicos. No fue hasta la década de post guerra de los años 90 en que nos comenzamos a darnos cuenta de las dificultades de mantenimiento y los costos de operación de nuestra flota de A-37B con nuestros propios recursos, o con una fracción del apoyo norteamericano.

La compra de aviones chilenos

La compra de los A-37 chilenos ha sido la mejor alternativa que ha tenido la FAS para palear el problema. Los aviones chilenos fueron comprados junto con un lote de repuestos que no solamente están siendo empleados con los aviones comprados, sino que han reforzado la escasa existencia de repuestos de los nueve aviones que la FAS ya tenía.

La FACH tiene mucho prestigio en el mantenimiento que le proporciona a todas sus aeronaves. Chile cuenta con una industria aeronáutica autosuficiente. El nivel de experiencia, conocimiento y capacidad del mantenimiento de la FACH es uno de los más altos en Latinoamérica y en el mundo. Además, la FACH puso a la venta su flota de aviones porque había sido reemplazada por otras aeronaves con mejores capacidades, no porque tuviera problemas para mantenerlos. No tengo la menor duda de que estos aviones vienen en excelentes condiciones.

Considerando el precio que se pagó por ellos, creo que la compra de estos aviones chilenos ha sido la mejor compra que la FAS pudo haber hecho, dadas las condiciones del momento.

En resumen, la flota de aviones A-37B de la FAS ha comprobado su eficacia en el combate, después de haber sido probados durante el conflicto de los 80. Es indudable la capacidad y la idoneidad de estos aviones en este tipo de conflicto y la robustez de estos para el combate al que fueron sometidos durante la década del conflicto.

Sin embargo, los problemas tácticos y logísticos de la flota persisten. Con la compra de los aviones chilenos, la FAS le ha dado a su flota de A-37 unos 10 a 15 años más de vida, considerando que el stock de repuestos es finito. Las inspecciones de fase consumen cantidades de repuestos de manera periódica y mientras el inventario refleja salidas de repuestos en cada fase, no hay compras de nuevos repuestos para alimentarlo.

Por otra parte, el problema del combustible sigue en aumento. La tendencia de los precios de los combustibles es a crecer, pero nunca a disminuir. Con la compra de aviones, la cantidad de aeronaves y el requerimiento de combustible es ahora mayor que antes.

Sin embargo, la asignación de combustible a la FAS refleja un comportamiento completamente contrario. Mientras el precio y los requerimientos de combustible aumentan, la asignación de combustible anual para la FAS es estática o disminuye. Este es un problema que aqueja a la Fuerza Aérea Salvadoreña desde los años 90. Los problemas presupuestarios han obligado a reducir gastos en defensa, al punto de reducir las cantidades de combustible a la FAS, lo cual tiene un efecto directo en el entrenamiento de nuestros pilotos y en el cumplimiento de sus misiones.

Una opción más práctica: La transición a turbohélice.

La transición de una flota de aviones jet a una de aviones turbohélice presenta varias ventajas:

1.- Menor consumo de combustible

2.- Menor consumo de repuestos

3.- Aumento en la autonomía de vuelo (casi el triple)

4.- Capacidad de aterrizar en pistas no-preparadas

5.- Disponibilidad de tecnología de combate superior

Estas ventajas son constantes, mientras los rendimientos entre ambos tipos de aviones son casi idénticos. El Supertucano viaja a las mismas velocidades y tiene las mismas limitaciones que el A-37. Puede llevar una carga similar de armamento y realizar las mismas maniobras.

Por otra parte, también es importante mencionar que las ventajas mencionadas no solamente las presenta el Supertucano, sino cualquier avión turbohélice con rendimiento similar a éste.

Siempre he comparado al Supertucano con un Toyota. Puedo tener un Mercedes Benz para transportarme hacia mi trabajo y este carro me cumple con un montón de ventajas. Sin embargo, los repuestos del Mercedes son muy caros, los consumos de combustible son altos. Un carrito Toyota me cumple las mismas funciones que el Mercedes, a un tercio del costo. El carro es más barato, consume mucho menos combustible y los repuestos son más accesibles y baratos que los del Mercedes.

Esta comparación, aunque aparentemente dispareja, en realidad es muy apropiada para representar las ventajas que nos daría la transición a turbohélice.

Seamos realistas compremos lo que podemos mantener.

Antes de finalizar, debo ampliar un poco más la reflexión sobre la realidad militar nacional. Nuestro país es un país pobre con problemas sociales, económicos y políticos profundos. No podemos darnos el lujo de comprar y mantener flotas de aeronaves caras. La flota de A-37 nos fue donada por los norteamericanos, considerando que para ellos era una plataforma aérea muy barata y eficiente. Sin embargo, debemos analizar nuestras condiciones actuales y reales. Necesitamos un Toyota. Los aviones turbohélice nos permiten triplicar la profundidad de nuestras operaciones, lanzar nuestras misiones desde pistas de grama o de tierra en cualquier lugar del país, llevando casi la misma cantidad de armamento y con la misma o mayor precisión de fuego. Todo esto, con un tercio del gasto de combustible y de mantenimiento de la flota actual.

Dicho en otras palabras, una transición a turbohélice sería un retroceso aparente en términos de tecnología de vuelo (pasar de jet para regresar a hélice), pero sería un enorme ahorro logístico en términos de gasto de combustible (1/3) y ciclos de mantenimiento. Además, el uso de turbohélice también significaría un salto estratégico en capacidades de autonomía y tecnología de combate.

Es necesario cambiar de mentalidad y ser más pragmático. Hay que comprar un Toyota.




 
 
 

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